sábado, 15 de enero de 2011

Entrevistame que soy realidad

Nunca me habían entrevistado. Por el contrario, me han interrogado-algo totalmente distante y diferente-: a qué hora llegaste, donde estuviste, por qué llegas tan tarde, qué haces tanto tiempo frente a la laptop, por qué no contestas el teléfono, cómo es posible que llegues en ese estado y un largo etcétera que no es necesario profundizar; y supongo que mi padre y mi madre nunca dejaran de hacerlo. Lamentablemente, no me siento bien siendo interrogado; me siento controlado, me estreso y pierdo la poca paciencia que tengo.

¿Aló? Buenas tardes, ¿Julio Mondragón? Sí, él habla. Hola, nos comunicamos contigo porque queríamos ver la posibilidad de una entrevista; somos la compañía minera ABC. Claro, no hay ningún problema. ¿Entonces puedes venir a nuestras oficinas mañana a las dos de la tarde? Claro que sí. Bueno, nuestra dirección es Av. Emancipación 987 detrás de Los Heraldos Negros. Muchas gracias, ahí estaré. Colgué el teléfono y no sabía qué hacer con toda la alegría y la emoción que me trajo esa llamada; unas horas antes me habían rechazado muy cortésmente de la empresa VFT y ahora una empresa me llamaba para una entrevista. ¡Sí se puede!

La entrevista es a las dos de la tarde y a mí no me gusta ser impuntual. Llegó a la 1:10 p.m. para tener el tiempo necesario de ubicar el edificio, pasar el control de seguridad y llegar a la oficina de la persona que me iba a entrevistar. Ya había encontrado el edificio, era la 1:20 p.m. Buenas tardes señor, tengo una entrevista para unas oportunidades que tengo en esta empresa; soy estudiante de ingeniería de minas. Disculpe, pero no puede pasar; el personal está en hora de refrigerio y recién a las dos de la tarde pueden entrar las personas ajenas a la empresa. Odie profundamente mi puntualidad, el sol de la una de la tarde y mi camisa manga larga para la formalidad del caso. Señor, necesito entrar antes porque mi entrevista es a las dos de la tarde y si entro a las dos en punto voy a llegar tarde. Caballero, disculpe pero son las disposiciones de la empresa.

Ok, el sol quema como si estuviéramos en la playa y tengo cuarenta minutos de espera. Disculpe, por aquí hay alguna tienda con helados. Un tipo bajo, con gorra un poco desgastada y camisa blanca volteó a responderme. Sí, volteando la esquina a la izquierda; ahí nomás en la vereda de en frente. Muchas gracias, hasta luego. Por fin, sombra y un cajón lleno de helados. Buenas tardes maestro, un sándwich y una coca, por favor. Tenga, son cuatro setenta. Le pagué, agradecí y me fui. Veinte para las dos, vuelvo donde el señor de la gorra desgastada; me paró junto a él y empezamos a conversar, se le notaba un buen tipo.

Me acercó a la ventanilla con vidrio azul metálico, son las dos. Buenas tardes, tengo una entrevista y necesito llegar lo más rápido posible porque me dijeron que era para las dos. Está bien, ¿con quién tiene la entrevista? No tenía la más mínima idea de quién me iba a entrevistar. No sé, simplemente me llamaron y me dijeron que venga. Después de diez minutos me dijeron que ya podía pasar y que busque a la señorita Martha Moran. Pasé por una puerta grande de vidrio. Buenas tardes, busco la señorita Martha Moran. Sí, espere un momento por favor. La recepcionista me señalo un grupo de muebles de cuero bastante cómodos.

¿Julio Mondragón? Sí. Mucho gusto, Martha Moran. ¿Qué tal? Mucho gusto. Sígueme por acá para poder conversar tranquilos. Llegamos a un cuarto blanco con una mesa ovalada rodeada de asientos y dos cuadros apoyados en distintas paredes. Bueno, en esta oportunidad, te queremos hablar de las oportunidades que tiene ABC para ti. Pero primero quiero conversar para saber un poco más de ti. En realidad no era una conversación sino una entrevista. Estaba un poco nervioso, era mi primera entrevista y no quería hacerlo mal. Me sentía intimidado, había algo en su personalidad que me ponía nervioso; de repente su actitud, su confianza o su mirada. La entrevista empezó bien a pesar de mis nervios evidentes, si bien miraba a algún lugar afuera del edificio, respondí y hable lo debido, comente algunas cosas y intente darle la seriedad debida a toda la entrevista. La entrevista en general salió bastante bien, creo, salvo por dos pequeños errores. ¿Cuando terminarías la universidad? En el 2012, si es que los mayas se equivocaron en sus predicciones. No se rio ni me miro, parece que mi sentido del humor a veces peca de ser bastante acido. Julio eso es todo, muchas gracias y ya te estaremos avisando. Muchas gracias a ustedes por la oportunidad espero, espero…hasta luego. Mi lengua se trabo, simplemente quería decirle que espero que tengamos la oportunidad de volver a conversar, pero mi lengua se enredo en el momento más inoportuno.

Así fue mi primera entrevista de trabajo y espero que haya muchas más con ABC

Imagen:  evisos-Argentina

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