lunes, 11 de abril de 2011

Yo sí voto


Cuando tenía diez o doce años me interesaba poco la política. Me interesaba poco porque no le veía un fin práctico a todo ese grupo de personas hipócritas y discursos fingidos, hiperbólicos y demagógicos malogrando mis noches de películas todos los domingos. Ahora tengo 19 años-casi 20-la política me ha llegado a interesar más que nunca. Son mis primeras elecciones presidenciales y la primera vez que voto y eso hace que todo este circo de propuestas y promesas se vuelva mucho más interesante para mí.

Ha sido un mes, para mí, donde escuche todo tipo de propuestas y a todo tipo de candidatos. Desde chicotazos, pasando por balones de gas a precio de oferta de Metro-“Compra 2 y lleva 6”-, hasta pensiones para personas que nunca tuvieron un trabajo formal o que nunca trabajaron. Nunca había escuchado tantas promesas, o nunca les tomé tanta atención, y la verdad es que sorprende cuanto pueden llegar a mentir o arriesgar la economía y la política de nuestro país. En este punto sería tonto ponerme a debatir sobre cuáles eran los candidatos más capaces o cuales tenían las propuestas más descabelladas; no sirve de nada, ya que  los primeros resultados a boca de urna ya están en televisión y la tensión rompe los nervios de dos candidatos para saber cuál de ellos se lleva último cupo para la segunda vuelta. No quiero pecar de pedante ni sabelotodo pero hay propuestas tan descabelladas que me da rabia ver como se intenta engañar-usualmente terminan siendo engañados.

Aumentar el sueldo básico a 800, 850 o 2500 soles
El sueldo básico no se puede aumentar porque hoy salió el sol más radiante que nunca o porque una vaca no mugió sino que ladró; para poder desarrollar una medida económica de ese tipo se necesitan cumplir varias condiciones. Existen dos problemas muy marcados con el aumento de sueldo. En primer lugar, se genera un riesgo de inflación constante debido al mayor poder de compra de las personas. En segundo lugar, se alienta el avance de la informalidad en la economía; los empleadores no quieren verse obligados pagar más por un trabajo; por lo tanto, aumentaría el número de subcontrataciones de personal.

Programa “Juntos” y “Pensión 65”
La gran mayoría de candidatos ha prometido promover el programa Juntos y Pensión 65. ¿Por qué no establecer una institución que ayude a los más pobres? Desde el punto de vista social, ¿quién define los parámetros o condiciones necesarias para que a una persona se le pueda otorgar este beneficio? ¿quién fiscaliza la forma en que se va a gastar ese dinero? Desde el punto de vista económico, no es nada justo que se favorezca a un grupo de personas habiendo diferentes aspectos desde los cuales se debe promover la inversión con distintos tipos de leyes en lugar de aumentar el gasto fiscal en el estado.

Reducción de IGV y aumento de regalías e impuestos a la minería
Existe una razón primordial por la que no se debería reducir el IGV. Al reducir el IGV, la recaudación del estado disminuye; por lo tanto, se tiene menos dinero para poder hacer más cosa; es decir, olvídense del programa Juntos o de la capacitación a los profesores. Otra razón primordial es la verdadera utilidad de esta reducción; es decir, este descuento realmente se apreciará en los precios de la calle o se verá reflejado en la utilidad de los productores.
El aumento de las regalías e impuestos a la minería es complicado-porque choca con mi futuro sueldo; una broma de mal gusto-; es complicado debido a que existen contratos firmados entre la empresa minera y el estado donde se establecen determinadas condiciones para la tributación por parte de las empresas; con un cambio de estas regalías o impuestos se estaría violando un contrato firmado. Además, nada garantiza que aumentar las regalías e impuestos a las empresas mineras tenga  La mejor forma de aprovechar la minería no es dándole trabajo a la mayor cantidad de personas posible, ya que la minería extrae recursos no renovables del subsuelo; la mejor forma de aprovechar la minería es implementando actividades industriales como la agricultura tecnificada o ganadería a gran escala mediante préstamos, donaciones o asistencia técnica especializada o promoción de la salida de los mercados a otros productos.

La fórmula secreta
No existe una fórmula secreta para ser presidente del Perú; ni mucho menos, una fórmula secreta para solucionar los problemas tan complejos que tiene el Perú. “Nadie ha descubierto la fórmula secreta para ser presidente del Perú…Para ser presidente del Perú, necesitas saber bailar algo de cumbia, algo de salsa, algo de reggaetón; tienes que saber prometer y tienes que saber comer todo lo que te den a donde vayas…Las elecciones en el Perú se deciden por un 60% de votantes que no saben nada; que no están enterados de que es lo que pasa ni cómo es que pasa…el secreto está en saber cómo ese 2% de pensantes convence al otro 60%” escuché de una persona a quien conozco poco pero respeto bastante justo un día antes de las elecciones.

El Perú, desde mi punto de vista, no necesita una nueva forma de gobierno; es decir, una nueva constitución o la implementación de un nuevo sistema económico no soluciona la raíz de los problemas. La solución de todos nuestros problemas no está en el estado; la solución de nuestros problemas, está en nosotros mismos. El estado-el presidente, los congresistas, los ministros y demás personajes (ir) respetables- solo tienen el deber de darnos los mejores servicios básicos como educación y salud de la mejor calidad. Cuando el niño de Michiquillay-Amazonas, o de Hualgayoc-Cajamarca tenga una educación de la misma calidad de educación que tiene un niño que estudia en el Markham o en La Inmaculada; recién en ese momento el Perú será un país desarrollado. Cuando un niño del Cerro San Cosme, en Lima, o Cruz de la Esperanza, en Lambayeque, pueda tener la misma calidad de desayuno que tiene el hijo del presidente o de algún ministro; en ese momento, se podrá decir que el Perú es un país con igualdad de oportunidades para todos. Cuando un niño que vive en un orfanato o una persona que vive en Nueva Esperanza, acá nomás, a la vueltita de la esquina, en Villa María del Triunfo, pueda tener acceso a la misma calidad de médicos que tienen en la Clínica San Lucas o la Clínica Stella Maris; ese día el Perú podrá ser un país realmente democrático. Entiéndase a la Democracia, no como el gobierno del pueblo, sino un gobierno donde todas las personas puedan tener las mismas oportunidades. No hablo de comunismos ni de nacionalismos; simplemente, dar oportunidades a las personas para desarrollarse y creo que creo que eso solo se logra a través de la Educación.