domingo, 18 de abril de 2010

Radiografía impersonal

Empezare diciendo que quiero ser un ingeniero, un ilustre ingeniero. No sé porque decidí estudiar ingeniería o, de repente, sí lo sé pero no me gusta admitirlo. Siempre soñé con tener una casa, una familia y un auto bueno, bonito pero no barato; y cuando tome conciencia de que la mayoría de personas a las cuales admiro son ingenieros, pues me aventure a tremenda hazaña. Desde niño, mi pasión por los números era evidente, para mis padres; todavía recuerdo cuando, estando en segundo o tercero de primaria, me vi obligado a usar una cajita electrónica, que daba respuestas automáticas a las preguntas que yo creía incontestables, para sabotear, vil pero creativamente, las divisiones inexactas que tenia frente a mis ojos en una hoja de papel cuadriculado. Para ser sinceros, en mi educación primaria y en una pequeña fracción de educación secundaria, siempre fui un lerdo y tontorrón para cualquier número o letra que se cruzara en mi camino dejando de lado la mayoría de asignaturas-menos Historia, cabe resaltar-para darle más importancia a mi frustrada vida futbolística, a mis recreos jugando a los taps(espero que alguien los recuerde) y a mis tardes y noches enteras viendo televisión o haciendo sufrir a mi vieja PC con los juegos de moda en esa época.

Debo admitir que gran parte de las cosas que he logrado en mi vida-que son muy pocas-se debe a mi férrea terquedad, inmortal rebeldía contra cualquier tipo de autoridad, menos a la de mis padres, y a mi gran capacidad para mofarme de mi mismo. Todas estas-cuasi-aptitudes fueron ajustando, con no mucha precisión, las tuercas que regulan mi carácter y produjeron una suerte de liberalismo de la ideología materna. Tal alejamiento me hizo un libertario sin mucha libertad, un independiente dependiente de mis padres, un ser desinhibido lleno de complejos, un luchador sin ganas de esforzarse y un soñador con sueños rotos y muchos otros sin concretar.

No puedo decir que tuve una infancia triste; es más, puedo asegurar que tuve una infancia bastante feliz; sin muchos sobresaltos emocionales pero con algunos problemas escolares que, para mucha gente, muestran sus estragos hasta ahora. Mi infancia transcurrió entre el trabajo fuerte y constante de mi padre, el amor y el control de mi madre, los libros rojos de cuentos de mi abuelo, las conversaciones inocentes con mis mejores amigos, que ahora no son tan buenos ni tan amigos, y las peleas interminables y furibundas con mis enemigos más acérrimos que, con el tiempo, se volvieron mis amigos más cercanos y entrañables y a los cuales recuerdo mientras escribo esta radiografía tan mía. Siempre fui un niño diferente y ahora que me pongo a pensarlo; ¿Quién no puede ser diferente con 90 kilos de peso y 1.60 de estatura? Creo que a cualquier persona le hubiera costado bastante pasar desapercibido, ¿no? Ahora que lo analizó, después de muchos años, no solo era mi apariencia; fiestas, pocas porque son una pérdida de tiempo, según mis papas; amigos, pocos porque uno no puede ser amigo de todo el mundo, según mis padres y estudios, diminutos porque yo no les veía sentido; parece que era un pequeño prototipo de perdedor sin arreglo.

De pronto, la pubertad llegó de la manera más corriente; hasta llegue a pensar que sería diferente por todas las paparruchadas que decían los profesores sobre ella pero seguía siendo el mismo tipo rechonchito, tímido y tonto hasta el extremo; las únicas diferencias eran que ahora ya estaba en primero de secundaria y ya me había resignado a ser un mal pelotero volviendo a practicar tenis de mesa, ¿Qué es eso? En el buen castellano, se le llama pingpong. Creo que en este punto empezó mi pasión por la literatura; mas no por la lingüística, que siempre me pareció aburrida y compleja. Empecé leyendo varios libros de Cuauhtémoc Sánchez u Og Mandino; aquellos libros ciertamente me atraparon en una de las redes más peligrosas y adictivas que experimentado hasta estos días aparte del amor, la lectura. Me gustaba leer pero no escribir; para ser sincero, lo veía como una pérdida de tiempo; es decir, una pérdida de tiempo para mí porque soy demasiado malo haciéndolo. En el colegio, las cosas iban realmente iguales; algunas peleas, algunas citaciones para mis padres por mi comportamiento irreverente, muchos discursos de un reverendo que hasta ahora recuerdo por su bondad y su carisma y las charlas de un profesor, único en su especie, que nos me enseño tanto y a la vez nada, que dijo tantas cosas con una elocuencia digna de cualquier político, pero sin embaucarnos vilmente, y a la vez fue demasiado parco. Peleas; bueno, solo hubieron tres: en una me hicieron sangrar la nariz dejándome fuera del ring; en pocas palabras, perdí; en la otra, pegué cual Mike Tyson y dejé sin aire y con los ojos lagrimosos a un ser no tan inocente y muy violento; en la última, bueno, fue un empate porque de un golpe en el pecho me dejaron sin aire, llorando y sin el coraje de seguir peleando. Citaciones; ninguna importante, cosas ínfimas como ir con medias blancas cuando las de uniforme eran plomas, no llevar bivirí sino polo, llevar mochila de otro modelo o marca que no era la del cole; aunque una de esas tantas citaciones me marcó, yo había llegado de entrenar y cuando fui a saludar a mi mamá la encontré llorando, me miró y me dijo “Nunca más vuelvo a ir a una citación por disciplina”, yo me quedé boquiabierto, no entendía lo que pasaba. Abracé a mi madre y le pregunte lo que había pasado, ella me contestó como siempre contesta una madre, “Me dijo que eres una malcriado, que faltas el respeto y te metes en problemas porque te gusta hacerlo…dijo que estoy criando a un pandillero, a un delincuente”; nunca le perdone a ese mequetrefe y mal remedo de caballero que le dijera eso a mi madre; lo único que hice fue cambiar, estudiar bastante para demostrarle a él y a muchas personas más que yo podía dar más de lo que cualquier persona puede esperar de mí. Para ser sinceros, hasta ahora sé que gane esa batalla.

El amor, las fiestas y el trago. Ya tenía 15 años y todavía no había tomado ni fumado; seguía siendo obeso, pero, para ese año, tenía la firme intensión de bajar de peso, de seguir subiendo mis notas y de salir con una chica. Así empezó mi adolescencia, donde adolecí de todo menos de algún dolor físico importante. En la segunda fiesta que fui tuve que bailar, más por obligación de manada que por iniciativa propia; creo que pocas veces he hecho y he sentido tanta vergüenza de mí. Después de eso, aprendí a bailar por iniciativa propia y como una forma de proteger mi alicaído ego. Tiempo después, empecé a salir con una chica y, en ese momento, empecé a escribir, no prosa, sino algunos versos dulces, tontos y vergonzosos que no público por pudor y porque no recuerdo la clave del documento en el que los guarde hace ya 3 años. A pesar de que eran versos, me di cuenta que por ellos podía demostrar algunas cosas que no podía decir; eran malos pero eran míos. Pasó el tiempo, viaje a Lima a estudiar la academia en verano y volví a Chiclayo a terminar mi último año de colegio. Para esto conocí a una chica que me movió el piso, cual terremoto, que para efectos del anonimato llamaremos María; estuve año y medio con ella o un año dependiendo del lente con el que se lo mire; creo que esa fue la época en donde Neruda y Bécquer me acompañaron en las noches afiebradas de alucinaciones poéticas, ya que fue la época donde escribí versos en cantidades industriales; versos que ahora descansan empolvados dentro de alguna caja que se encuentra escondida en alguna esquina del cuarto de María escondidos de la mirada inquisidora y recelosa de un tipo que no me cae ni bien ni mal pero si peor.

Paso el tiempo, deje de lado a María y el sentimiento ambiguo que ella me ocasionaba después de algunos hechos pocos afortunados y menos románticos y conocí a otra chica que, al igual que la anterior, para efectos del anonimato llamaremos María. Tan diferentes las dos, con el mismo nombre y llevándose mal sin conocerse. María, la última-puede que suene feo pero es necesario evitar las confusiones-, fue dulce y atrevida conmigo, me enseño cosas que yo jamás había pensado aprender e hice cosas que yo jamás había pensado en hacer y lo que más aprecio y quiero de ella, aunque ahora las cosas sean diferentes, es que impulso en mi a ese escritor inexistente y por eso le agradezco infinitamente. De repente, por eso es que me anime a escribir y a crearme un blog; porque perdí el miedo a ser criticado, a ser atacado por pensar diferente a los demás, a ser como yo soy. Ahora estoy solo, disfrutando de mi soledad y escribiendo con una frecuencia austera en un blog que nadie lee pero que a todos mis amigos le gusta. Creo que todavía no encontrare el motivo que me hace escribir pero, para mala suerte de algunos(as), seguiré escribiendo esperando que a alguien le guste y seguiré pensando como pienso, seguiré jugando pingpong, disfrutando de las conversaciones con mis amigos, extrañando a mis padres y a mis abuelos que tanto amó, amé y amaré, extrañando los besos que no di y odiando profundamente las resacas que nunca tuve. Escribiré para sentirme bien conmigo mismo y hacer feliz a las personas que les gusta lo que escribo. Escribiré porque cuando escribo puedo ser yo; sin miedo, sin limitaciones, sin ser yo y siendo yo mismo en un solo instante.

10 comentarios:

  1. sorry por lo de la nariz julito pero como dices nos volvimos amigos cercanos.....sau
    PD:ta paja tu blog,y avisame la proxima entrega

    ResponderEliminar
  2. jajaja gato....todavia me la debes agradece q soy un borracho tranquilo sino hace rato te hubiera parado de cabeza xD...mentira gatito...yo te aviso nomas por ahi difundelo a otras personas :)

    ResponderEliminar
  3. En busca de popularidad Mondra?

    btw, vas mejorando (Y)

    ResponderEliminar
  4. nada q ver chalin...es mas, tengo la firme creencia que cuando uno escribe se hace más impopular...simplmente escribo lo q siento :)...gracias por el comment chalin :)...espero q sigas visitandome :)...un abrazo tio cdte y nos vemos

    ResponderEliminar
  5. ^^!! EsTa bnn lo TenGo k AdmiTir me GusTaa!! RealmenTe Tienes un buen esTiloo!!
    Aunk eso de las Marias... identificalas meJor!! Maria 1 y Maria 2!! JaJaJa!! Bien JuliTooo!! :D

    ResponderEliminar
  6. jajaja....el problema es q queria q quedaran en el anonimato para evitar problemas xD....pero gracias por tu comment niña monse oshhhhhhhhhhh :)...espero q me sigas visitando :)

    ResponderEliminar
  7. ^^!! Claroo EnTienDooo perooo Cualkiera ponee nombres DisTinTos pues!! Ahii niñoo monsee osh!! Me aleGraa k ahi un RinconciToo donD cuelGues Todoo lo k Te GusTa hacer!! :D

    ResponderEliminar
  8. jajajaja...nooooooo...esos nombres estan bien :)...si cuelgo las cosas q escribo o las cosas q escucho o las fotos que tomo :)...espero q puedas leer el resto del blog :)...ojala q te guste todo :)...y recomiendame ps...por ahi q una de tus amigas se enamora perdidamente de mi xD jajajaja(ya quisiera xD)

    ResponderEliminar
  9. Pajita julito, te seguire visitando.

    Gracias por polvo de estrellas, demasiado buena.

    Lucho

    ResponderEliminar
  10. Gracias por la visita luchito...era una promesa lo de polvo de estrellas y creo que es una de las mejores versiones q encontre en inter :)...espero que sigas volviendo por aqui :9

    ResponderEliminar