Descripción de Joaco

Levanta la mano y agita su sombrero bombín agradeciendo al público, su público. La alegría se dibuja en su mirada y la felicidad llena de una forma peculiar y misteriosa su sonrisa. Su cabello, en algunas temporadas, muestra el paso de los años; mientras que en otras, esconde algunos hilos de nieve bajo un manto negro azabache. Sus ojos oscuros y sinceros, que reflejan su honestidad y su tenaz compromiso con sus ideales, son resguardados por unas cejas densas y armoniosamente pobladas y soportados por unas ojeras tímidamente escondidas; su nariz, ligeramente aguileña, divide su rostro de manera definitiva y su boca guarda, ocasionalmente, el secreto de su franca sonrisa y la simetría de sus dientes. Su contextura es delgada, sin músculos resaltantes ni sobrepeso, debido, probablemente, a los largos años de cocainómano desahuciado que, para suerte de su admiradores, ya dejó atrás. La única religión que conoce su corazón es la de la trova y las únicas armas que ha utilizado en toda su vida son la guitarra, la palabra y la rima. Rima como canta; canta como toca la guitarra y toca la guitarra como si con ello intentara mostrar su alma a todas las personas. Cada rima y cada nota musical encierran un pedazo de él y, eventualmente, de su acompañante o acompañantes en cada uno de sus dúos, tríos u orgias musicales, donde es reconocido por su acento ceceante y su estilo relajado y urbanita. Si alguien se atreviera a preguntarle qué es lo que quiere él diría que no quiere un amor civilizado, no quiere llorar, no quiere mudarse del planeta ni mucho menos cortarse la cabellera; simplemente quiere vivir y trovar, dándole preferencia a lo segundo.

Grande Sabina